El poder de la palabra de Dios – Prédica escrita

El poder de la palabra de Dios – Prédicas escritas.

“Bienaventurado aquel que se deleita en la ley de Jehová, y en ella medita de día y de noche; será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, su hoja no cae, y todo lo que hace, prosperará”. Salmo 1:1-3.

La palabra “bienaventurado” no sólo está calificando a aquel que decide sumergirse en la palabra de Dios; además está describiendo, y porque no profetizando, las múltiples bendiciones que serán alcanzadas por aquel que atesora la ley del Señor en su corazón, el cual viene a ser terreno fértil para que la semilla divina lleve fruto abundante.

La palabra de Dios es tan poderosa, que no se hace mención de un conjunto de requisitos previos en el corazón que la lee, excepto, deleitarse en ella. Y así como, una semilla tiene el diseño propio para dar a luz un poderoso árbol, la ley de Dios tiene el poder del Señor para germinar en un corazón dispuesto y llevar abundante fruto para el Creador.

Sin embargo, ese poder transformador, requiere además de un deleite por parte del lector, una frecuencia constante de lectura y meditación en ella. Así como el crecimiento y fructificación por parte de un árbol requiere agua y sol, el corazón humano requiere una continua exposición a la palabra de Dios.

El Señor Jesús lo dijo así: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”; de manera que, sí el alimento físico es vital para el cuerpo humano, mucho más necesaria para la vida espiritual es la palabra de Dios.

Como amantes de la ley de Dios, no sólo debemos leerla y meditar en ella con frecuencia y constancia, sino que debemos ser pacientes, pues a su tiempo dará fruto y las bendiciones serán abundantes cual árbol de gran follaje y multitud de frutos.

El Señor Jesús también dijo: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”, Juan 15:5.

Este versículo nos recuerda la importancia de nuestra comunión con Dios; así como una rama se seca al desprenderse del tronco principal, nosotros venimos a ser vanos e inútiles sino recibimos la vida y fuerza que sólo Cristo nos puede dar.  (Predicación cristiana escrita por Pastor Gonzalo Sanabria).

Reflexión – Sermón – La palabra de Dios.

Esta entrada fue publicada en devocionales, Predicas cristianas cortas, sermones para predicar y etiquetada , , , , . Guarda el enlace permanente.

Deja un comentario