(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)

LA SANIDAD BIBLICA

I DIOS ES TODOPODEROSO Y SOBERANO

  • Sanidad para muchos, y a veces para todos (Mr. 1:32-34. En Betesda sólo sanó a uno, Jn 5…).

Nota: 2Tim 4:20 «Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto, enfermo».

  • Es necesario examinar nuestros corazones (sacar la amargura, incredulidad, altivez…)

II TIEMPOS Y MÉTODOS DIVINOS

  • Dios conoce el cuándo (Mr. 8:22-25. En otras ocasiones es necesario llenar ciertas necesidades emocionales y crecer en el nivel de la fe).

  • Dios sabe que métodos utilizar. (En tiempos antiguos los «médicos» hacían uso de prácticas ocultas; pero en la época de Jesús se usaba el aceite, la saliva y el vino; Pablo aconsejó a Timoteo: «ya no bebas agua, sino usa un poco de vino por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades» 1 Tim. 5:23). Dios debe ser nuestro primer médico…

III LA SANIDAD Y EL PECADO

  • La enfermedad vino a la humanidad en general por la maldición del pecado.

  • No todas las enfermedades son causadas por pecados específicos (Ejemplo: Jn. 5:14, 9:1-3).

Nota: Algunas veces el efecto de los pecados de los padres está presente en la sangre de la familia hasta la tercera y cuarta generación,

Ex. 34:6-7:

«Jehová pasó por delante de él y exclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! Dios fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira y grande en misericordia y verdad, que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, pero que de ningún modo tendrá por inocente al malvado; que castiga la maldad de los padres en los hijos y en los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación».

  • Es necesario discernir cuando una enfermedad es de muerte y cuando no lo es (Ej. Lázaro, Eliseo en 2 Re. 13:14).
  • La enfermedad no es bendición de Dios. (En ningún lugar de la Escritura encontramos esta afirmación; el hombre de Betesda había estado enfermo por 38 años y no tenía nada… Jn. 5:2-3,5-6,8-9).

CONCLUSIÓN:


Nuestro Dios es todopoderoso, los tiempos están en sus manos, no hay nada imposible para Dios, él es nuestro sanador y puede transformar la peor situación en bendición y victoria, como lo hizo con el paralítico de Betesda… cómo estás tú? Acercarte a Jesús, porque El sigue sanando y restaurando…

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