HERMENÉUTICA

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Básicamente hermenéutica es el arte de interpretar textos y especialmente el de interpretar los textos sagrados. Este término traducido de la palabra griega “hermeµneuoµ” que básicamente significa “interpretar”, se usa para denotar o señalar el estudio y la elaboración de los principios sobre los cuales se debe entender o comprender un texto (para los fines presentes hablamos del texto bíblico). Respecto a la construcción de un mensaje te invito a leer el artículo: “Bosquejos Bíblicos”.

También podemos entender la hermenéutica como la interpretación del texto de tal modo que el mensaje llegue o sea comprensible al lector u oyente. En nuestros propios días este objetivo se ha perseguido mediante una interpretación existencial del texto. Por ejemplo, mientras que la comprensión de las parábolas de Jesús recibe gran ayuda, en cierto nivel, por un examen del marco local y contemporáneo, su pertinencia para el lector actual se ha logrado mediante la interpretación existencial. Te invito a leer: “Cómo Predicar Un Mensaje Con Poder.

Ambos niveles de interpretación tienen su lugar, pero sin la previa exégesis histórica la hermenéutica existencial carece de punto de apoyo. La tarea de la hermenéutica existencial se ha visto como el restablecimiento, para el lector actual de (digamos) las parábolas, de ese entendimiento común que Jesús establecía con sus creyentes cuando las contaba por primera vez. Es muy importante hacer un buen uso de la Palabra de Dios.

En pocas semanas estaremos presentando en nuestros sitios web nuestro libro: “Sermones Para Predicar” el cual esperamos se convierta en una herramienta de consulta y apoyo para compartir o enseñar la Palabra de Dios, igualmente puede ser leído como devocional personal (pues las notas y comentarios contienen una riqueza reflexiva, histórica, geográfica, cultural, o textual según el caso, para considerar y llevar a la práctica en nuestra vida diaria).

Cuando mantenemos un corazón enseñable y humilde, el Espíritu Santo nos abre las Sagradas Escrituras tal como el Señor Jesús los hizo con los dos discípulos en el camino hacia Emaús (Lucas 24:27-32). El estudiante de la Biblia sabe que habrá cosas que no están en los libros o textos de consulta que necesariamente ha de usar en su investigación.

Los diccionarios, las gramáticas, los comentarios, los libros de historia son importantes y valiosos para comprender lo que dice el autor y lo que quiere decir, pero lo más importante es leer la Biblia con la ayuda y dirección del Espíritu Santo y la fe en Cristo Jesús. Los textos son ayudas o herramientas con los cuales se procura exponer de la mejor manera el pasaje bíblico.

Si la Biblia es la Palabra de Dios, el libro del Pueblo del Señor, es y tiene que ser, sin duda alguna, el libro de la Iglesia de Cristo. Sin la Biblia la Iglesia del Señor no puede llevar a cabo su misión. Pero esto implica y es necesario reconocer que a lo largo de la historia, la Iglesia de Dios en muchos momentos ha abandonado la centralidad e importancia de la Palabra y ha quebrantado el principio de su soberana autoridad. Este evento ha sido un hecho recurrente en la historia y tiempos de la Iglesia cristiana.

Vemos que la Reforma protestante del siglo dieciséis, enfrentó esta realidad afirmando de manera rotunda y contundente el principio de la «sola scriptura». Hoy igualmente vemos que es necesario que las Iglesias nacidas de esta poderosa herencia se mantengan vigilantes y alerta porque nos encontramos frente a una multitud de diversas posiciones que dejan de lado la suprema autoridad de la Palabra de Dios.

La Hermenéutica es básicamente la ciencia de la interpretación. Éste nombre se aplica, en términos generales, a la explicación de los documentos escritos y, por este motivo puede definirse más específicamente a la Hermenéutica como la ciencia de la interpretación del lenguaje de los autores o escritores.

Esta ciencia da por cierto el hecho de que existen diversas modalidades y líneas de pensamiento, así como imprecisiones o ambigüedades de expresión; y tiene como oficio desplazar las probables diferencias que puedan haber entre el escritor y sus lectores, de manera que éstos puedan comprender con exactitud su escrito.

Entonces la Hermenéutica de la Biblia (o hermenéutica bíblica), es la ciencia de interpretación del Antiguo y Nuevo Testamentos. Siendo que estos dos documentos difieren en forma, tiempo, lenguaje y condiciones históricas, muchos escritores han considerado preferible tratar por separado la Hermenéutica de cada uno de ellos. Siendo el Nuevo Testamento la revelación más plena, así como la más moderna, su interpretación ha recibido más y mayor atención.

Pero, sin duda debemos concentrarnos en los dos testamentos, pues la Biblia, en su conjunto, es una unidad de hechura divina y existe el peligro de que al estudiar una parte de ella descuidando, relativamente, otra parte, caigamos en métodos equivocados de exposición. Las Santas Escrituras deben estudiarse como un conjunto, porque sus diversas partes nos fueron dadas de muchas maneras (Hebreos 1: 1) y, tomadas en conjunto, constituyen un volumen que, en una forma notable, se interpreta a sí mismo.

La Hermenéutica tiende a establecer los principios, métodos y reglas que son necesarios para revelar el sentido de lo que está escrito. Su objeto es dilucidar todo lo que haya de oscuro o mal definido, de manera que, mediante un proceso inteligente, todo lector pueda darse cuenta de la idea exacta del autor. La necesidad de una ciencia de interpretación es cosa que se impone en vista de las diversidades mentales y espirituales de los hombres. Aun el trato personal entre individuos de una misma nación e idioma a veces se hace difícil y embarazoso a causa de los diferentes estilos de pensamiento y de expresión.

Recordemos que el mismo apóstol Pedro halló en las epístolas de Pablo cosas difíciles de entender (2 Pedro 3: 16). Pero especialmente grandes y variadas son las dificultades para entender los escritos de los que difieren de nosotros en nacionalidad y en lengua. Aun los eruditos se hallan divididos en sus tentativas por descifrar e interpretar los registros del pasado.

Únicamente a medida que los exegetas vayan adoptando principios y métodos comunes de procedimiento, la interpretación de la Biblia alcanzará la dignidad y seguridad de una ciencia establecida; pues si alguna vez el ministerio divinamente asignado de la reconciliación, ha de realzar el perfeccionamiento de los santos y la edificación del cuerpo de Cristo, de manera de traer a todos a la obtención de la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios (Efes. 4: 12‑13) ello debe hacerse por medio de una interpretación correcta y un empleo eficaz de la Palabra de Dios. La interpretación y aplicación de esa Palabra debe descansar sobre una ciencia sana y manifiesta de la Hermenéutica Bíblica.

Como hijos de Dios sabemos que la Biblia cuando se la lee como libro de salvación, es sencilla y transmite un mensaje que hace al cristiano “sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús” (2 Timoteo 3:14-17). Cuando se lee con fe, la Biblia habla con claridad y sencillez, encontrando en toda ella mensajes de perdón, de amor, deberes cristianos, sabiduría para el diario vivir, inspiración para solucionar problemas de la vida cotidiana, etc.

Básicamente al estudiar un texto bíblico debemos tener en cuenta lo siguiente:

1) La Biblia se explica ella misma. Es decir los pasajes similares se complementan y explican.

2) El contexto del pasaje nos aclara quien habla, a quien se lo dice, cuando, donde, por qué, y esto nos ayuda mucho para comprender más el texto.

3) En lo posible tomar las palabras en su significado natural y sencillo.

4) Los pasajes paralelos deben ser tenidos en cuenta pues ayudan a explicar los textos difíciles.

5) Usa debidamente los libros de consulta y herramientas para descubrir el significado del pasaje bíblico (diccionarios, comentarios, biblias de estudio, y otros textos cristianos).

6) Acércate a la Biblia con un corazón enseñable y el Espíritu Santo será tu maestro.

Conclusión: No tenemos que ser ministros ordenados para estudiar y leer con diligencia, constancia y buen juicio las Sagradas Escrituras. Todos somos hijos de Dios y requerimos alimentarnos debidamente de Palabra de Dios. Acerquémonos con amor, dedicación y humildad a las Sagradas Escrituras y ellas nos edificaran abundantemente, con razón dice la Biblia “desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada (la palabra de Dios), para que por ella crezcáis para salvación” 1 Pedro 2:2.

Autor: Pastor Gonzalo Sanabria. ESTUDIOS Y SERMONES. Web Recursos Cristianos 

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  2. CÓMO ALIMENTAR MI VIDA ESPIRITUAL 
  3. SERMONES PARA PREDICAR  

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