PNEUMATOLOGÍA

(Te invito a leer: Sermones escritos para predicar).  

Te invitamos a leer además otros sermones que edificarán tu vida: 

Buscando la presencia de Dios.      Deposita tu confianza en Dios.

Victoria a través del ayuno.      Renueva tu amor por Dios. 

Rescatados del horno de fuego.      Dios siempre te ayudará. 

Persevera, tu milagro está cerca.

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El estudio de la persona y de la obra del Espíritu Santo debe ser necesariamente, para el cristiano devoto, una cuestión de vital interés, pues conocerá la revelación de su herencia y victoria en Cristo, “Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido”, 1 Cor. 2:12. El ministerio activo del Espíritu Santo marca la edad de la Iglesia como la «Edad del Espíritu», los Evangelios describen la «Era del Hijo», y el Antiguo Testamento puede considerarse como «La era del Padre»…

PNEUMATOLOGÍA (o doctrina del Espíritu Santo)

La Pneumatología (o Neumatología) se deriva de la palabra griega pneuma, que significa espíritu, viento, o aliento.  Por lo tanto, Pneumatología es la doctrina del Espíritu de Dios, es  la doctrina del Espíritu Santo. Es una doctrina bíblica, y por supuesto es la Biblia la única fuente de donde podemos tomar información segura y concerniente a Él (Te invitamos a leer el artículo: “Los Nueve Dones Del Espíritu Santo”).

Puede ser dicho que en la medida que el creyente se ha apropiado del Espíritu Santo, en esa medida ha participado del poder del Evangelio de Cristo Jesús. El Espíritu Santo en su ministerio se concierne especialmente en transmitir al creyente los frutos de la victoria de la obra consumada por Cristo sobre el Calvario, por eso Jesús dijo:

“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad;  porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber”, Jn. 16:13-15.

Es necesario considerar la obra del Espíritu Santo en el Antiguo Testamento: la Biblia es para el hombre el único origen de información divina revelada concerniente a esta verdad. Hay una referencia al Espíritu Santo al principio de la Biblia en Génesis 1.2 (y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”), y otra al fin, en Apocalipsis 22.17 (Entonces de principio a fin en la Biblia, Dios quiere resaltar esta verdad, por tanto es sumamente importante).

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Dos palabras distintas son usadas en el idioma original Hebreo del A.T. «RUACH» Y «NESHAMAH», la primera significando el Espíritu de Dios o del hombre (de acuerdo al contexto), y la segunda significando el soplo de vida del cuerpo (Destacamos aquí, que desde la etimología del término su naturaleza es dar vida). Existe una gran variedad de referencias al Espíritu Santo en el A. T. un total de ochenta y seis.

Entre los nombres usados para el Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, encontramos: «El Espíritu del Señor», «Espíritu de Dios», «Espíritu Santo», Espíritu de Jehová” y “Espíritu”. Gran parte de la obra del Espíritu Santo descrita en el N.T. ya estaba expresada en el A.T. excepto la palabra bautizar (Acerca del bautismo en el poder de Dios te invitamos a leer: “El Bautismo En El Espíritu Santo”).

Ahora consideremos la obra del Espíritu Santo en el Nuevo Testamento: Hay en el Nuevo Testamento doscientas sesenta y un (261) referencias sobre el Espíritu Santo. Con excepción de Filemón, II y III de Juan, el Espíritu Santo es mencionado en todos los escritos del N. T. El libro de Los Hechos lo cita en cincuenta y siete pasajes, y es donde más se nos dice acerca del él.

Una de las grandes características de los pasajes del N. T. acerca del Espíritu Santo, es la gran variedad de nombres con que él es conocido (cada uno de esos nombres encierra un significado y revelación muy particular, al respecto te invitamos a leer el artículo: “Los Nombres Del Espíritu Santo y Su Significado”).

Consideremos ahora la obra del Espíritu Santo en la historia: Fue solamente con el correr del tiempo que la Iglesia transformó el legado escritural de la verdad concerniente al Espíritu Santo en una formulación doctrinal y teológica. Es evidente que la Iglesia primera estaba entregada a la verdad de la existencia y el ser del Espíritu Santo en las primeras décadas.

En su libro El profeta Joel 2:28, usa la expresión «derramaré» haciendo referencia a uno de los símbolos del Espíritu Santo: el aceite (Puedes leer acerca de todos los símbolos del Espíritu Santo en: «Símbolos del Espíritu Santo y su significado«).   Uno de los primeros autores que mencionaron el Espíritu Santo fue Clemente de Alejandría (155-220 D. C.). Él enseñó que el Espíritu Santo, descendiendo del cielo sobre el hombre, le hacía capaz de contemplar las cosas divinas.

Lamentablemente ésta verdad con el paso de los siglos se fue diluyendo, y luego fue negada. Con la reforma protestante se inicia la consolidación doctrinal de las verdades bíblicas, incluyendo gradualmente la verdad el Espíritu Santo ( la historia enseña que Martin Lutero, protagonista del movimiento protestante, registra la historia que fue un hombre de comunión con el Espíritu Santo, hablaba en lenguas y fluía en los dones del Espíritu). Estamos en la era del Espíritu Santo, es el tiempo de acercarnos y conocerlo mucho más.

(Escrito Por Pastor Gonzalo Sanabria – Pneumatología). 

Te invitamos a leer los siguientes artículos relacionados con la Neumatología: 

  1. LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO 
  2. EL ESPÍRITU SANTO EN LA VIDA Y MINISTERIO DE JESÚS 
  3. EL SELLO DEL ESPÍRITU SANTO 
  4. EL ESPÍRITU SANTO ES NUESTRO CONSOLADOR 
  5. LA OBRA DEL PARACLETOS EN EL CRISTIANO 
  6. DEVOCIONAL: LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO 

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El agua también representa la obra del Espíritu Santo, Juan 7:37-39. – Pneumatología

La ciencia nos enseña que el agua es un elemento indispensable de la vida física, el Espíritu Santo de Dios es indispensable en la vida espiritual. El Espíritu Santo trae limpieza separándonos de los hábitos pecaminosos, y es como una fuente que produce hermosos ríos de santidad, y renovación que sacia la necesidad del cristiano en la tierra. La frase «Agua viva» indica aquella que se diferencia de las estancadas en cisternas o pantanos; el agua viva es la que salta a borbotones, y genera vida en el lugar seco y estéril… 

“En el último día, el gran día de la fiesta, Jesús puesto en pie, exclamó en alta voz: «Si alguien tiene sed, que venga a Mí y beba. «El que cree en Mí, como ha dicho la Escritura: ‘De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”. Pero Él decía esto del Espíritu, que los que habían creído en El habían de recibir; porque el Espíritu no había sido dado todavía, pues Jesús aún no había sido glorificado”

En la Biblia el Espíritu Santo de Dios es presentado mediante varios símbolos o figuras: el fuego, viento, aceite, agua, el sello, entre otros.

Entonces Dios usa diversos símbolos que nos hablan de diferentes obras que hace el mismo Espíritu de Dios, por ejemplo: avivar (encender el fuego que se apaga), de refrescar (en medio del calor abrazador), de lo nuevo (aceite fresco, por eso dice: “él multiplica mis fuerzas como las del búfalo y me unge con aceite fresco”), de saciar la sed (es el agua del Espíritu que renueva), el Sello que indica propiedad, etc.

El Espíritu de Dios renueva al creyente, Juan 7:37-39.

Vemos que el poder del Espíritu Santo hace en el terreno espiritual lo que el agua hace en el terreno material. Podemos ver que el agua purifica, refresca, sacia la sed y convierte el campo seco en tierra fructífera. También el agua purifica lo que está sucio, trayendo limpieza; es entonces un símbolo muy apropiado de la gracia de Dios que no solamente limpia el alma sino que le añade hermosura y santidad.

Dentro de cada cristiano esta la fuente de la renovación y restauración, es el Espíritu de Dios quien ha venido para renovarte y saciar tu sed espiritual, para darte nuevas fuerzas y llevarte al propósito para el cual te creó. En medio de las adversidades, en medio de la sequía espiritual, acércate a Jesús, fortalece tu comunión con el Espíritu Santo de Dios, y no saldrás decepcionado.

La Biblia nos dice: “Jehová te pastoreará siempre, y en las sequías (es ese tiempo seco, difícil, pérdidas, escasez, soledad, etc) saciará tu alma, y dará vigor a tus huesos; y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas, cuyas aguas nunca faltan”. Debemos recordar además que el agua limpia, purifica, es el Espíritu de Dios quien nos convence para corregir aquello que no agrada al Señor.

El Espíritu de Dios quiere darse a conocer, quiere enseñarnos, como en su tiempo lo hizo el Señor Jesús con los doce discípulos. El Espíritu Santo quiere renovarte, fortalecerte, ungirte y conducirte al diseño del Señor para tu vida.

El Señor Jesús ofrece agua, pero es un agua diferente, la natural sacia por un momento, pero la que Dios ofrece produce vida eterna en el ser humano. El texto bíblico nos dice: “en el último día de la fiesta” ¿cuál fiesta? Hace referencia a la fiesta de los Tabernáculos, la cual era en tiempos de cosecha, y recordaban su peregrinaje por el desierto, donde el Señor les dio agua (pero debemos recordar que al rato tenían sed nuevamente).

El agua que el Señor Jesús ofrece es agua de vida eterna, que sacia la necesidad que el ser humano tiene y que sólo Dios puede saciar.

Juan 7:37 “En el último y gran día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba”.

La tradición enseña que los sacerdotes en tiempos del Señor Jesús tenían por costumbre acarrear agua de la fuente de Siloé (y muchas personas le acompañaban) en una jarra de oro para derramarla sobre el altar en el templo, después de haber entrado por la puerta de Agua, pero es interesante que en el último día de la fiesta esto se omitía, todos lo sabían, y es en éste marco cuando Jesús hace la invitación, llamando a sí la atención de todos los presentes.

Podemos ver que hay muchas aguas y ríos, aguas contaminadas, sucias, turbias y aguas limpias, diáfanas y cristalinas. En el Libro de Apocalipsis se nos enseña acerca del río en el cielo: “un río limpio de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero… es un río de sanidad, multiplicación, vida abundante, los árboles a sus orillas son de abundante fruto…”. El Espíritu Santo renueva y sacia la sed del sediento.

El Señor Jesús es nuestra fuente inagotable de vida, por eso él hace la invitación: “venga a mí y beba”. Dios sabe que requerimos de esa agua para vivir, sin ella, su perspectiva de vida es escaza, su visión a lo eterno es borrosa, su fuerza se agota, y su ser desfallece en el caminar terrenal. Para hacer la voluntad y obra del Señor debemos mantener claro que es él mismo quien nos da su fuerza y poder para llevar a cabo su voluntad.

¿Cuáles son los requisitos para beber del Espíritu? Están expresados en el mismo pasaje de Juan 7:37-39 = Creer en él. Acercarse a él y tener sed de Dios.

Podemos ver que la obra del Espíritu de Dios en el cristiano nacido de nuevo, es comparada aquí con la obra de los ríos que emanan de una fuente de agua viva. Hablamos de aquella fuente que nunca se agota, los ríos que de ella salen, producen vida, limpian, transforman el árido paisaje en hermosos valles y verdes montañas, son ríos que generan vida continuamente. Es lo que Dios nos ha regalado por su Espíritu: vida, renovación, limpieza, transformación, etc.

Dios es bueno y poderoso, y por eso entrega al hombre el maravilloso don del Espíritu Santo, no por méritos humanos, sino por la gracia en Cristo Jesús. Por su Espíritu podemos vivir, ser transformados, y avanzar hacía el plan divino.

Juan 14:16-17 «Entonces Yo rogaré al Padre, y El les dará otro Consolador (Intercesor) para que esté con ustedes para siempre; es decir, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque ni Lo ve ni Lo conoce, pero ustedes sí Lo conocen porque mora con ustedes y estará en ustedes. 

(Escrito Por Pastor Gonzalo Sanabria – Pneumatología)  

3 respuestas a PNEUMATOLOGÍA

  1. julio cesar dijo:

    muy buena teologia acerca del Espiritu de Dios.

    • Dios te bendiga Julio Cesar, muchas gracias por tu comentario.
      «Cuando venga el Consolador, a quien yo enviaré del Padre, es decir, el Espíritu de verdad que procede del Padre, El dará testimonio de Mí» Juan 15:26.

  2. Ana L.Lugo Quiñones dijo:

    Dios le bendiga me gusta muchos sus estudios y soy pastora.pero quiere aprender porqué al ver los estudios me llamaron la atención y ay cosas que no las entendía si puedo hacer uso de ellos para mi vida personal y tengo su autorización se lo agradeceré Dios les bendiga

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