(Te invito a leer sermones escritos aquí: Sermones escritos listos para predicar. ).
Un poderoso encuentro con Cristo.
La Biblia contiene muchos y poderosos testimonios de personas transformadas por el poder de Dios. Por ejemplo, fue poderosa la conversión de Saulo de Tarso, aquel celoso fariseo y férreo perseguidor de la iglesia del Señor Jesucristo, y de todo aquel que predicara en su nombre
La palabra de Dios nos enseña que cuando Saulo de Tarso se encontró con el Señor Jesús camino a la ciudad de Damasco le dijo: “¿Señor, que quieres que yo haga?”, esta es, sin duda alguna, una expresión en la que reconoce y acepta el señorío de Jesucristo sobre todas las cosas, y a partir de aquel momento también sobre su vida.
Nos dice la palabra de Dios en el libro de los Hechos de los Apóstoles 9:4-6 que “cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Entonces él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Saulo de Tarso, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor la habló diciendo: Levántate y entra en la ciudad, y allí se te dirá aquello que debes hacer”.
Y como bien sabemos por la Escritura misma, y por el registro de nuestra historia, el apóstol Pablo llevó el evangelio de Jesucristo por todo aquel mundo conocido.
Este hombre vivió una poderosa transformación, como resultado de su encuentro con el Señor Jesucristo. Por eso, podemos concluir que un encuentro genuino con la presencia de Dios produce una transformación verdadera, real genuina y permanente.
Es maravilloso experimentar el nuevo nacimiento por la fe en Cristo Jesús; pero, además Dios ha diseñado que en la vida del cristiano exista un continuo crecimiento. Saulo de Tarso, llegó a ser el apóstol Pablo, poderoso instrumento de Dios, y bendición para miles de personas.
Nuestro buen Dios ha enviado su Santo Espíritu, quien es nuestro bendito Consolador, él es maestro y guía, además tenemos su poderosa palabra para seguir su camino, en ése andar somos transformados, como está escrito de gloria en gloria. Dios moldea nuestro carácter como el alfarero le da forma a su vasija. (Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria).
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