LA DISCIPLINA DE DIOS ES UNA BENDICIÓN

imagesNo debemos negociar la recompensa que Dios tiene planeada para nosotros. La Biblia nos enseña: “no sea que haya algún fornicario, o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura”, Hebreos 12:16. Vemos que Esaú cambió o negoció el derecho a la primogenitura por un plato de lentejas (es interesante que Esaú estaba cansado, esto nos enseña que cuando estamos cansados o fatigados somos vulnerables a la tentación o ataque del enemigo). Aun en los momentos más difíciles, el Señor nos quiere ayudar para que nuestro pie no resbale, pero a veces el orgullo y la soberbia nos impide recibir su gracia y misericordia…  

LA DISCIPLINA DE DIOS ES UNA BENDICIÓN 

“Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama,  disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” Hebreos 12:5-7. 

En primer lugar tengamos en cuenta que la palabra disciplina aquí es traducida del griego “Paideia”, que además significa: formación dada a un niño, instrucción, entrenamiento, corrección. Respecto a ésta disciplina nos dice la Biblia “No la menosprecies, ni desmayes ante ella”, debemos entonces valorarla como corresponde, pues (según Hebreos 12:10-11), ella produce o genera en nosotros:

a) Santidad (que también quiere decir: pureza moral),

b) Un fruto apacible (es decir una utilidad o provecho libre de preocupación, pacífico),

c) Justicia (indica: rectitud e integridad),

d) Entrenamiento único, formación. Anexa la Biblia: “A los que en ella han sido ejercitados” ¿Pero qué significa ejercitados? Término que proviene del griego gumnazo, que significa en primer lugar: “ejercitarse ligero de ropas”, era un término para práctica de la gimnasia griega. Esto nos indica: sin cosas que nos estorben o detrás de las cuales nos podamos esconder; así vemos entonces que la disciplina de Dios nos conduce a una vida de pureza y transparencia.

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e) Es muy importante tener en cuenta que el término disciplina da origen al término discípulo; concluimos entonces que la disciplina es una faceta del discipulado en Cristo (recordemos que el objetivo del Señor es formar, no destruir, por eso la Biblia nos dice que “la autoridad no es para destrucción, sino para edificación”). Tengamos presente que “Dios es el alfarero, y nosotros somos barro en sus manos”. La disciplina de Dios es una bendición.

El Señor nos llama a ser esforzados e íntegros. El contexto del pasaje de hoy nos dice: “Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas”, Hebreos 12:12. La figura de “las manos caídas” nos habla de lentitud, estancamiento, debilitamiento, y las “rodillas paralizadas” nos hacen pensar en un caminar que apenas si se puede mover, es muy interesante ver que las manos no se pueden levantar para adorar, y las rodillas no se pueden doblar para orar (esto representa el decaimiento de la vida espiritual).

El escritor por el Espíritu Santo añade: “seguid la paz, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”, nos habla de paz y santidad. Los buenos atletas no sólo llegan a la meta, sino que lo hacen de una manera honesta, y en los momentos más difíciles de la carrera, no renuncian sino que perseveran, se esfuerzan y continúan hasta llegar a la meta. Recuerda Dios es nuestra fortaleza, y Jesucristo nuestra inspiración.

Recuerda que nada de lo que el mundo te ofrece, es comparable con la gloria venidera. Nada de lo que el mundo te ofrece, es comparable con aquello que el Señor Jesucristo ha diseñado para ti.

Conclusión: No renuncies, ni desmayes en el entrenamiento divino, Jesús te espera en la meta con los brazos abiertos y te dice: “adelante, tu puedes, no te desanimes, yo te estoy contigo”. La disciplina de Dios es una bendición.

(Escrito por Pastor Gonzalo Sanabria)

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